¡Renovados por el Espíritu Santo!
¡Paz
en Cristo nuestro Sumo y Eterno Sacerdote!
Los
saludo con el gozo que nos da nuestro Señor y Dador de Vida, el bendito y
glorioso Espíritu Santo.
Todos
los ortodoxos nos estamos aproximando a la Celebración de la Fiesta del
Espíritu Santo (Solemnidad de Pentecostés), en la cual recordamos la venida del
Espíritu Santo sobre todos los discípulos, con lo cual nació la Iglesia de
Cristo (Hch 2,1-11).
Además,
nosotros, los que formamos parte de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las
Américas festejamos con un gran gozo la maravillosa experiencia de ser
renovados día a día por el Espíritu Santo, de ser santificados y guiados a TODA
VERDAD (Jn 14,26).
Para
nosotros, la vida en el Espíritu Santo es lo mismo que vivir en una “perpetua
primavera espiritual”, donde nuestra familia espiritual florece y da fruto en
todo tiempo, y cuyas hojas son para dar sanidad a las naciones (Ez 47,12; Ap
22,1-3).
Para
nosotros, la acción del Espíritu Santo es igual que en los tiempos de los
santos apóstoles, no es un recuerdo, es una vivencia actual, poderosa y
tangible, de lo cual tenemos que dar un gran testimonio ante todo el Mundo, así
como el Espíritu Santo da testimonio de Cristo (Jn 15,26).
La
humanidad tiene sed y hambre de nuestro testimonio, ya esta cansada, hastiada
de un “anti testimonio” de parte de “las iglesias”, las cuales viven en una
constante guerra de desacreditaciones mutuas, de clérigos que viven como pequeños
“príncipes” actuando más como “figuras publicas” y “estrellas de moda” que como
hombres de Dios, humildes, serviciales y que busquen predicar El Evangelio de
nuestro Señor Jesucristo, empezando por los más pobres de nuestra sociedad.
Las
personas no soportan más a esos “pastores” que solo se pastorean a ellos
mismos” y que viven más preocupados por la “lana” de las ovejas, que por las
ovejas mismas. Desean ver clérigos que tengan corazón de pastores a ejemplo de
Cristo, el cual es el Buen Pastor que da su vida por las ovejas
(Jn 10,11), Jesucristo es el Príncipe de los pastores (1 Pe 5,4).
¡Basta
de aquellos “ministros” que viven escondidos bajo las piedras y que no anuncian
que Cristo
esta vivo, que ha Resucitado (Lc 24,5)!
¡Todos
los cristianos debemos anunciar que Cristo nos ha justificado por su sangre (Rom
5,9) hasta los “confines de la tierra” (Hch 1,8).
Debemos
anunciar que todo
aquel que invoque el Nombre del Señor será salvo (Rom 10,13).
Jesucristo,
nuestro gran Dios y Salvador (Tito 2,13) nos ha entregado el más grande
privilegio, así como la misión más santa:
La
Gran Comisión Mt 28,19.
Nosotros
asistimos a la Iglesia (Heb 10,25) no para cumplir con un “rito”, asistimos a
la Asamblea Eucarística a la Divina Litúrgica, para alimentarnos del Banquete
de la Palabra de Dios y del Banquete del Cuerpo y de la Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo (Hch 2,42-47; Hch 20,7; 1 Cor 11,23-28), pero motivados y
alimentados por estos divinos manjares, debemos ir por todo el mundo y proclamar el
Evangelio de Cristo a toda criatura Mc 16,15.
Nuestra
misión no es ser cristianos “domingueros” (como hay en muchas “iglesias”), que
solo ocupen un lugar en la Celebración Litúrgica o en los estudios Bíblicos.
Clérigos
y laicos, hombres y mujeres hemos recibido al Espíritu Santo y hemos sido
llamados a diferentes ministerios (Ef 4,11-12), pero, desde nuestro ministerio
al cual Cristo nos ha llamado debemos cumplir con nuestro encargo que tenemos
como EMBAJADORES DE CRISTO (2 Cor 5,20) y:
GANAR
EL MUNDO PARA CRISTO.
Tu
vocación y la misión de la Iglesia Ortodoxa Autocéfala de las Américas solo
tienen un PROPOSITO:
¡¡¡GANAR
EL MUNDO PARA CRISTO!!!
Estamos
orando y trabajando por ti, para que juntos evangelicemos fielmente a todo
México para honra y Gloria de Dios.
¡Gloria
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!
Su
hermano y amigo en Cristo:
Monseñor
+Atanasio
Obispo.
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