EXORCISMO EN EL NUEVO TESTAMENTO
Asumiendo la realidad de la posesión demoníaca contra la cual la autoridad de Cristo es garantizada, hay que observar que Jesús apela a su poder sobre los demonios como una señal reconocida de su Mesianidad (Mateo., XII, 23,28; Lucas,xi,20).
Él echaba los demonios, lo declaraba él, con el Dedo de Dios o sea el Espíritu Santo, y no como los adversarios lo suponían con el poder del príncipe de los demonios (Mt, XII, 24, 27 ; Mc, III, 22; Lc XI, 15,19); además mostraba que no ejercitaba no un mero poder delegado sino una autoridad personal que le era propria. Eso es claro al ver la manera directa e imperativa con la cual ordenaba a los demonios de partir (Mc, IX, 24; cf i, 25 etc) : " Él echaba los demonios con su palabra y sanaba a todos los enfermos " (Mt VIII, 16) : A veces, como es el caso de la hija de la mujer cananea, el exorcismo se hizo a distancia (Mt XV, 22 y siguientes; Mc VII, 25). A veces también él permitía a los demonios expresar su conocimiento de Jesús como " el Santo de Dios " (Mc I, 24) o de quejarse que ya había venido a atormentarlos antes de tiempo, es decir antes del tiempo del castigo (Mt VIII, 29 y siguientes; Lc VIII, 28 y siguientes). En el caso que la posesión demoníaca fuera acompañada por alguna enfermedad, no había confusión entre las dos realidades en la mente de Cristo o de los Evangelistas. En Lucas, XIII, 32, por ejemplo, el Maestro distingue claramente entre la expulsión del espíritu malo y la sanación de la enfermedad.
Cristo apoderó a sus Apóstoles y sus Discípulos para echar demonios en su nombre cuando él estaba todavía en esta tierra (Mt. X, 1 y 8; Mc. VI, 7; Lc. IX, 1; X, 17), y a los creyentes, él prometió el mismo poder (Mc. XVI, 17). Pero la eficacia de este poder delegado era condicional como se puede ver en el hecho de que los Apóstoles no tuvieron siempre éxito con sus exorcismos: ciertos tipos de espíritus, como Cristo lo explicó, pueden ser echados por la oración y el ayuno (Mt. XVII, 15, 20; Mc. IX, 27,28; Lc. IX, 40) En otras palabras el éxito del exorcismo por los cristianos, en nombre de Cristo, es sujeto a las mismas condiciones de las cuales la eficacia de la oración y el uso del poder carismático dependen. Sin embargo un éxito manifiesto ha sido prometido (Mc. XVI, 17). San Pablo (Hech. XVI, 18; XIX, 12), y sin duda, los otros Apóstoles y Discípulos, usaron regularmente, según las necesidades, el poder del exorcismo, y la Iglesia siguió haciéndolo sin interrupción hasta el día de hoy.
EXORCISMOS DE LA IGLESIA
Exorcismo de los posesos.
Lo tenemos de la autoridad de los escritores de los primeros tiempos quienes se refieren a este tema. En los primeros siglos, no sólo el clero sino también los laicos eran capacitados con el poder de Cristo para liberar a los endemoniados y energúmenos, y su éxito era citado por los apologistas como prueba del origen divino de la Religion (Justino Mártir, Apol.,6; P.G., VI, 453; Dial., 30,85; ibid., 537,676 sq; Minutius Félix, Octav.,27,P.L.,III; Origen, Contra Celsum.,I,25; VII,4,67; P.G., XI,705,1425,1516; Tertuliano, Apol.,22,23; P.L., I,404 sq; etc). Es claro en todos los testimonios que ningún tipo de magia o medios supersticiosos fueran utilisado, sino que, en los primeros siglos como en los tiempos ulteriores, se usaba una simple y autoritaria orden dirigida al demonio en el nombre de Dios y más específicamente en el nombre de Cristo crucificado. Era la forma usual de exorcismo.
Algunas veces, añadiendo a las palabras, se usaba acciones simbólicas como el soplo (insufflatio), la imposición de las manos o haciendo la señal de la cruz. San. Justino dice que los demonios vuelan con el " toque del soplo de los cristianos " (II Apol.,6) como de una llama que los quemara, añade San Cirilo de Jerusalem (Cat.,XX, 3, P.G., XXXIII, 1080). Origen menciona la imposición de las manos, y San Ambrosio (Paulinus, Vit.Ambr.,n.28,43, P.L, XIV,36,42), San Efrén Syro (Greg. Nyss., De Vit. Ephr., P.G., XLVI,848) y otros usaban esta ceremonia en los exorcismos. La señal de la cruz, esta corta y simple forma de expresar su fe en el Crucificado, invocando su Divino poder, es alabada por muchos Padres por su eficacia contra todo tipo de molestia demoníaca (Lactantius, Inst., IV, 27, P.L., VI, 531 sq.; Atanasio, De Incarn. Verbi.,n.47, P.G., XXV,180; Basilio, In Isai., XI,249, P.G., XXX,557, Cirilo de Jerusalén, Cat.,XIII,3 col.773; Gregorio Nazianzen, Carm. Adv.iram,v,415 sq.; P.G., XXXVII, 842). Los Padres recomendaban que la orden y las oraciones que la acompañan fueran tomadas de la fuente de la Sagrada Escritura (Cirilo de Jerusalén., Procat.,n.9,Col.350; Atanasio, Ad Marcell., n.33, P.G., XXVII,45). El rito presente de exorcismo usado por la Iglesia está en perfecta concordancia con la enseñanza de los Padres y es prueba de la continuidad de la Tradición Católica en esta materia.
Exorcismo bautismal
Desde el comienzo de la Iglesia, se ha introducido la práctica de hacer un exorcismo a los catecúmenos como preparación al Sacramento de Bautismo. Esto no quería decir que eran considerados como obsesos o endemoniados, sino que sólo podían haber sido sujetos por la presencia de los pecados personales en los adultos a la influencia del demonio a cuyas maniobras eran invitados a renunciar y de las cuales iban a ser liberados por la gracia del bautismo. El exorcismo en este caso es una anticipación simbólica de uno de los efectos principales del sacramento de la regeneración. San Cirilo de Jerusalén (Procat.,14, col.355) da una descripción detallada del rito de exorcismo bautismal. Aparentemente en Oriente la unción con óleo exorcizado forma parte del exorcismo a partir de esta descripción. El único testigo temprano en la Iglesia Occidental que trata el tema de la unción es el Cánon Arábico de Hipólito. La Exsufflatio, o expiración del demonio por parte del catecúmeno, que fue alguna vez parte de la ceremonia, era símbolo de la renuncia a las maniobras del demonio, mientras que la Insufflatio, o expiración del Espíritu Santo por los ministros y los asistentes sobre el candidato, simbolizaba la infusión de la gracia santificante del sacramento. La mayoría de estas antiguas ceremonias han sido guardadas por la Iglesia hasta nuestro tiempo en su rito del bautismo solemne.
Otros exorcismos
Según la creencia católica, los demonios o ángeles caídos han retenido un gran poder natural como seres inteligentes sobre el universo material, y usan objetos y dirigen fuerzas materiales para sus propósitos malignos; y sobre este poder que es en sí limitado y sujeto, por supuesto, al control de la Divina Providencia, se cree que le ha sido permitido ejercer una influencia más amplia debido a las consecuencias del pecado de la humanidad. Entonces los lugares y las cosas como las personas son naturalmente posibles víctimas de la infestación diabólica, dentro del límite permitido por Dios, y el exorcismo en este caso no es más que una oración a Dios en nombre de su Iglesia para que sea restingido este poder diabólico en forma sobrenatural, y una profesión de fe en su Voluntad de que Él lo quiere hacer a favor de sus siervos en la tierra.
Las principales cosas que son formalmente exorcizadas con una bendición es el agua, la sal, el aceite que son luego usadas en el exorcismo de personas y en bendiciones o consagración de lugares (iglesias) y objetos (altares, ajuar litúrgico, campanas) y que son en uso en la liturgia pública o la devoción privada. El agua bendita, que es el sacramental con el cual los fieles tienen más alcance es una mescla de agua y de sal; y en la oración de bendición, se le pide a Dios que colme con poder sobrenatural de protección los que usarán con fe estos objetos contra las asechanzas del demonio. Este tipo de exorcismo indirecto por medio de objetos exorcizados es una extensión de la idea original ; pero no introduce nada nuevo y ha sido usado en la Iglesia desde los tiempos los más remotos.
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